domingo, 11 de noviembre de 2012

Menta Fresca


Su aliento siempre olía a menta fresca. No eran sus pasos, ni el ruido que hacía la puerta al ser abierta, ni siquiera el ronroneo que Talbot, mi gato, hacía cuando él le acariciaba el lomo. Era su olor, su olor a menta fresca el que me despertaba cuando venía por las mañanas a recogerme.

“¡Dormilona! Qué pequeña pareces cuando duermes”, me susurraba al oído y sentía su olor en mi cuello. Y entonces Talbot arañaba la puerta hasta que le dejaba entrar.
Una vez que me había vestido y habíamos desayunado juntos unas tostadas con crema de almendras y café con canela, caminábamos por el jardín.

Mi casa era como aquellas que salen en las películas inglesas, a veces pensaba que algún día me encontraría a la Reina de Corazones jugando al críquet con un flamenco en mi jardín.
Había rosales.

La luz que se colaba entre las hojas de los árboles rozaba mis hombros. Era una luz verdosa, ¡no! Era como amarillenta, supongo que sería verano.

-Continúa.

Es curioso, ¿no crees?, puedo recordarlo todo, a trozos es sinestésico. Su tacto se tornaba azul cuando me miraba, podía verle por dentro. Sabía que tenía miedo, pero él era del tipo de personas que pueden poner cara triste a pensamientos alegres y cara alegre a pensamientos tristes, pero su tacto no conseguía engañarme, era azul...índigo y lo peor es que disfrutaba de su miedo, si no, ¿por qué volvía a diario? Eso no tendría sentido y él era una persona lógica.

-¿Y tenía nombre?

¡Claro que lo tenía! Su nombre podía cambiar a mi antojo, era como mi pequeño camaleón. A veces se llama Andrés, otras tenía nombres de antiguos dioses, se me antojaba Rafael en la cama, pero él prefería que lo llamara sin pronunciar su nombre, así, sin hablar. Decía que en mi interior conocía su verdadero nombre y que cuando pensaba en él, venía, por eso aparecía cuando yo aún dormía. Le gustaba teorizar sobre unos supuestos poderes mentales que yo tenía y que le mostraba mientras estaba durmiendo, eso explicaba que yo no tuviese ni idea de la existencia de éstos.
Me gustaba creerle.

-¿Y eso sucede todos los días?

Antes sí, hace un mes que no.

-Eva, ¿cuál es el problema?

Quiero que vuelva.

-Pero, dime una cosa...¿Alguna vez sucedió en la realidad?

No, pero ya no sé vivir sin él y realmente ¿qué importa? Mi realidad está en los sueños.


23 de Junio de 2011. Florencia

2 comentarios:

  1. AMANUENSE

    La caricia del lápiz en el ademán sobre el folio,
    El tacto sumiso de astilla desgastada,
    engañosa rama de un árbol calcinado.

    El fondo es rosa y, los signos,
    apenas pequeños insectos
    que quedan prendidos
    entre las telas de las frases,
    en las trampas de las palabras.

    Una vez más lo intento,
    de nuevo me pongo a la faena,
    cansada y atenta a recibir
    los besos suaves,
    los delicados roces de las ideas,
    las pequeñas explosiones
    que en cada línea brotan
    sobre el papel rosado.

    El cuerpo,
    sólo piel y lápiz,
    nada más que terciopelo
    en los sentidos,
    apenas un arpegio sordo
    en el deslizar danzante,
    en la travesía insegura
    que te conduce
    a perseguir la cita
    de la mano y el vacío,
    a la quimérica geografía,
    a donde escapan, extraños,
    los versos.

    MALgara García Díaz


    NO DEJES DE ESCRIBIR, PORQUE TÚ ERES AMANUENSE.

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  2. ooohhh!! Qué bonito! Amanuense eres tú, ya me gustaría a mi ser la mitad...Muchas gracias

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